15 otra vez

Parece absolutamente natural que a los quince años uno evoque a la soledad con ánimo de convertirla en la única compañera para el resto de los días. En esa ansia de estar solos nos instalamos por largo tiempo. Unos más que otros. Al grado que algunos, quizá, no logramos superar esa necesidad de vivir por siempre acompañados simplemente de ausencias. Una soledad contradictoria, de esas que se vuelven terriblemente dolorosas pero sencillamente indispensables para seguir adelante.

Acerca de este blog

Simplemente un lugar para compartir mis pequeñas soledades, esas que uno acumula a través del tiempo, cada vez que en el interior surge algo que el exterior no comprende. El nombre llegó inspirado por una frase de Roland Barthes.