Reencuentro

Hasta ahora ha sido un inocente reencuentro virtual. Pero ello no quiere decir que haya sido menor y mucho menos insignificante. Quizá por el entorno. Quizá por su eneregía y derecho propio. Lo cierto es que ha sido un reencuentro —¿o son trazos de un reencuentro?— cargado de recuerdos. Recuerdos que a su vez han provocado ya una que otra reacción inesperada. Posiblemente porque aquella relación fue casi espiritual. Y en ese sentido curiosamente intensa. Memorable a pesar del empeño que los años habían puesto en borrar todo rastro de lo que fue. Así, hoy, en otro espacio, en otro tiempo, en otro mundo, la posibilidad de recuperar algo de aquella magia resulta genial.

Acerca de este blog

Simplemente un lugar para compartir mis pequeñas soledades, esas que uno acumula a través del tiempo, cada vez que en el interior surge algo que el exterior no comprende. El nombre llegó inspirado por una frase de Roland Barthes.