Solemos sentirnos tan únicos. Tan originales. Y quizá lo seamos, pero sólo en cierta medida. Algo hay de ordinario en todos. Más de lo que usualmente creemos. Más de lo que nos han hecho creer. Basta leer un poco más allá de nuestras narices. Asomarnos con auténtica atención a los sonidos que emiten otros. Perdernos a ciegas en las miradas que nos bañan.
En este mundo donde somos tan iguales, es claro que las ideas no pueden tener realmente dueño. No sé si todo esté dicho. Pero sí estoy convencido de que lo que aún quede por decir, puede venir de unos o de otros. Y al final es irrelevante. Puede ser de cualquiera. Porque no somos tan distintos. Quiere simplemente el azar poner un día ciertas palabras en boca de alguien. Para unos segundos después permitir que todos nos reconozcamos en ellas.
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Publicado por
J. P. Hajime
viernes, 29 de mayo de 2009
Etiquetas: Ideas al viento
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