A.

Han sido muchos los reencuentros digitales en los últimos meses. Quizá por ello me restulte difícil señalar cuál de todos detonó la idea. Quizá fueron todos un poco. Lo cierto es que han sido los repentinos reencuentros en persona los que han motivado concretar la ocurrencia. Mientras escribo, se aclara un tanto el panorama: es evidente que toparme con A fue lo que sin duda me hizo soltar la rienda a la imaginación... empezar a indagar el terreno de lo posible... invocar a las extravagancias de la adolescencia... recuperar algo de lo mucho que había ido quedando marginado en los confines de la memoria... Esos recuerdos recién rescatados del olvido me incitan a contar la historia. A reconstruir la historia. Las historias. Esas que nunca ocurrieron. Pero que esperan ser narradas. Ya empiezo, pues. Será cuestión primero de ir articulando a las protagonistas. Quizá será necesario bautizarlas para no enredarme, pues a base de iniciales las confusiones serían inevitables. Eso será. El próximo paso consistirá en asignar nombres. Y así comenzar el relato...

Acerca de este blog

Simplemente un lugar para compartir mis pequeñas soledades, esas que uno acumula a través del tiempo, cada vez que en el interior surge algo que el exterior no comprende. El nombre llegó inspirado por una frase de Roland Barthes.