Los que soy, los que he sido y los que seré

Navegando por ahí, me topé con un texto que desató repentinamente mi atarantada memoria. Hace apenas unos días que arranqué este regreso. Y ya está quedando claro que era necesario. Urgente quizá. Y le llamo regreso porque hace un año y poco más comencé mi primer ejercicio en la blogósfera. Ejercicio que pronto mi inconsistencia condujo al fracaso a través del abandono. Hoy, después de más de doce meses, volví a echar una mirada a ese blog cuya dirección apenas recordaba. (Lo abrí con una cuenta de correo cuya dirección —y respectiva contraseña— ni siquera soy capaz de recordar.) Cuando lo reencontré, me di cuenta de que no era tan mal ejercicio. Parte de lo que entonces me motivó a inaugurarlo a perdido toda vigencia. Pero parte sigue latiendo. Y es eso que aún respira lo que hoy hace posible la expresión de estas pequeñas soledades.

Acerca de este blog

Simplemente un lugar para compartir mis pequeñas soledades, esas que uno acumula a través del tiempo, cada vez que en el interior surge algo que el exterior no comprende. El nombre llegó inspirado por una frase de Roland Barthes.