Pruebas

En estos días en que literalmente llueve sobre mojado, también la vida parece estar poniendo a prueba a más de uno. Reconozco que no es una cuestión que esté viviendo en carne propia. Pero son muchas las cosas que gente que quiero y quiero bien está enfrentando. La fe ha sido históricamente una cuestión de la que he intentado sostenerme de tanto en tanto. A veces se trata de esa fe de emergencias, a la que acudimos sólo en momentos de complicaciones. A veces intento que sea esa fe más auténtica, la que surge de la profunda convicción de que alguien que tiene inmenso poder sobre mí y sobre todas las cosas, puede intervenir en cierto modo en favor de uno u otro rumbo para las cosas. Esa fe auténtica está más cerca del agradecimiento que de la súplica. Pero invariablemente se cruzan. En estos días he descubierto una vez más un sinfín de motivos para estar agradecido. Y me he topado también con una extensa relación de dificultades, propias o ajenas, que me recuerdan que la vida no es cosa fácil. Son pruebas, dirán algunos. Y no dudo que lo sean. A veces me pregunto cuál es el sentido de semejantes retos, si es que lo tienen. A veces uno flaquea. Pero los motivos para seguir existen. A veces más claros que otras. Los temores son muchos y en ocasiones poderosos. Las dudas invaden con frecuencia el entorno. Pero intento recuperar la fe. La convicción de que un sentido tiene el dolor. La certeza de que semejantes pruebas no son gratuitas. Estoy lleno de cosas. Queda claro. Quizá siendo menos comprensible que habitualmente. Y vaya que habitualmente no suelo serlo. El hecho es que hoy de pronto encuentro muchos motivos, más que de costumbre, para pedir con fe que Dios intervenga en favor de la verdad, en favor del bien. Queda claro que el mundo no muestra suficientes evidencias de que semejantes valores merezcan triunfar. Pero tengo suficientes razones para esperar con confianza. Con agradecimiento. Porque algún sentido terminarán teniendo estas dificultades para sus protagonistas, a quienes quiero y con quienes sufro corazón a corazón.

Acerca de este blog

Simplemente un lugar para compartir mis pequeñas soledades, esas que uno acumula a través del tiempo, cada vez que en el interior surge algo que el exterior no comprende. El nombre llegó inspirado por una frase de Roland Barthes.