En medio de esta apatía, en medio de estas ganas de nada, en medio de estas inercias que llevan siempre a algo... en medio de todo esto, intento y me consigo uno que otro espacio de oxígeno del pasado. Una dosis de exploración por el futuro. Una carga de anulación absoluta del presente (sea lo que éste pueda ser o significar). Particularmente esos momentáneos viajes al pasado suelen resultar interesantes, descubriendo siempre algo de mí que no entiendo, algo de mí que no me suena conocido. Palabras que las evidencias muestran salieron de mi puño mas, de no ser por esas contundentes señales, fácilmente negaría haber escrito yo. Aquí uno de esos cursis textos plagado de lugares comunes.
Me faltas...¿Hay acaso un lugar común más común que el de los amores ingenuos?
le faltas a mis ojos;
le faltan tus oídos a mis voz;
le faltan tus labios a mi boca
-sedienta, seca-
La soledad alarga los segundos...
Me faltas...
No sé quién seas...
No sé dónde estés...
No conozco tu nombre...
... pero me faltas
Faltas a mi lado
Faltas en mi cama
Estás sólo en mis sueños,
aferrados a tu posibilidad...
Octubre 9, 1998
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