¿Qué?

El silencio se ha prolongado más de lo previsto, lo sé. Las ideas se arremolinan dentro de una cabeza que no encuentra válvulas de escape. Una maldita olla exprés.

Al menos en un ámbito las cosas habían empezado a marchar. Parecían encontrar su rumbo. O una ruta al menos. Y nada. El pasado me persigue. Y se apodera de un presente que ya parecía demasiado bueno para ser cierto.

Y ahora, ¿qué? Todo parece reducirse a un simple y sencillo monosílabo. ¿Qué? No tengo idea. Ya lo dije antes de alguna forma y lo reitero ahora de otra: no sé si sirva de algo tener idea. Si acaso para ilusionarse. ¿Y después?

Vale. No me hago caso. Un rato estoy así, azotándome, tirándome al suelo, y al rato ya ando con la frente en alto, como si no pasara nada. ¿Quién demonios soy?

Acerca de este blog

Simplemente un lugar para compartir mis pequeñas soledades, esas que uno acumula a través del tiempo, cada vez que en el interior surge algo que el exterior no comprende. El nombre llegó inspirado por una frase de Roland Barthes.