Llegué hasta este lugar cargado de entusiasmo por soltar la lengua a través de las yemas de estos tropes dedos y dejar escapar un sinfín de palabras que permitieran catalizar la inmensa necesidad de desahgo. Pero llego y la lengua y sus compinches los dedos se han declarado en huelga. Sugieren que el siempre elocuente silencio se encargue de las cosas. No hay resistencia posible ante semejante propuesta. Silencio, pues.
1 comentarios:
shhhhh...
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