La misma historia

Curioso venir aquí a volcarme acerca de ciertas cosas. Esa mezcla de intento de anonimato (intento, lo sé), con altas probabilidades de que mis palabras se pierdan en el mar de insensateces sin ser leídas por otros ojos que los míos, me permite llegar siempre decidido a decir lo que siento con absoluta claridad.

Pero sucede casi siempre que, al hacer contacto con el teclado, los dedos cambian de decisión y empiezan a tropezar. Se refugian una vez más en los enigmas, en las expresiones encriptadas, como lanzando al lector ausente un reto para descifrar las adivinanzas que hay en cada desahogo.

Ahora mismo, por ejemplo. Venía decidido a decir que necesito verla. ¿A quién? A una de ellas. O quizá a varias. O a decir que quisiera desaparecerla de mi vida. ¿A quién? A otra de ellas. O quizá a varias. Digo mucho y digo nada a la vez. Porque en el fondo todo esto termina siendo parte de la ridícula ficción que me he inventado a través de los años. Porque una u otra son al final la misma: ninguna y todas a la vez.

Acerca de este blog

Simplemente un lugar para compartir mis pequeñas soledades, esas que uno acumula a través del tiempo, cada vez que en el interior surge algo que el exterior no comprende. El nombre llegó inspirado por una frase de Roland Barthes.