Daño

No han pasado muchas cosas desde la última vez que vine a este rincón. Pero las pocas que han sucedido valen por millones.

Apenas hace tres semanas hablaba de una encrucijada. Anticipaba mis temores de lastimarla. Y el día que intenté decírselo —torpemente como suelo actuar cuando intento decir algo importante— ella se adelantó y lo dijo por mí. "Tienes miedo de lastimarme, de hacerme daño. Pero no tienes por qué. No es tu responsabilidad." La cito quizá modificando algunas palabras, pero respeto completamente lo que me dijo. Lo que dijo con esa sonrisa atrapada con la que hace doce años me miró antes de hacerme trizas el corazón.

Las cosas hoy son muy distintas. No sé en qué sentido ni con qué posibles consecuencias, pero son distintas.

La confusión crece. Por momentos siento una lucidez absoluta, una claridad envidiablemente inusual. Y poco después todo se sacude de nuevo.

Una cosa es evidente: soy un peligro.

Acerca de este blog

Simplemente un lugar para compartir mis pequeñas soledades, esas que uno acumula a través del tiempo, cada vez que en el interior surge algo que el exterior no comprende. El nombre llegó inspirado por una frase de Roland Barthes.