Futuro

Ayer conversaba con una amiga acerca de mi incapacidad para imaginar el futuro. El mismo tema surgió de pronto esta mañana con una de mis colaboradoras en la oficina. En ambos casos, compartía que me cuesta mucho trabajo visualizarme hacia adelante. Puedo imaginar, cierto, algunas cuantas cosas concretas. Pero eso de trazar planes a un año o dos, ya me resulta bastante complicado. Pocas preguntas me complican más la vida que aquello de "¿cómo te visualizas dentro de diez años?" Admito que suelo escapar recurriendo a lugares comunes para salir del atoro.

Hacia el medio día, dejando que la mente vagara un poco y haciendo la periódica revisión de blogs, me topé con un bello texto titulado justamente El Futuro. Además de emocionarme ante tan sentida reflexión, encontré en esas palabras una pieza importante para comprender mis dificultades para imaginar un mañana. No digo que el amor de una pareja sea la única respuesta posible, pero admito que juega un papel importante. Supongo que cuando se tiene a alguien para soñar e imaginar, el futuro adquiere mayor sentido. Y lo supongo no solo por lo que afirman otros, sino porque creo que también yo lo he experimentado en algún momento.

Comprendí también por qué hoy me resulta tan complicado hablar de mañana. Y comprobé entonces que ciertas suposiciones sobre mi estatus presente adquieren calridad a la luz de semejante razonamiento. Ahora bien: una vez llegado a estas conclusiones, ¿qué se hace?

1 comentarios:

Anónimo 22 de julio de 2011, 22:32  

Sigo lo que escribís en tu blog, y me encanta. A veces está bueno felicitar al otro cuando puede hacer cosas hermosas.

Acerca de este blog

Simplemente un lugar para compartir mis pequeñas soledades, esas que uno acumula a través del tiempo, cada vez que en el interior surge algo que el exterior no comprende. El nombre llegó inspirado por una frase de Roland Barthes.