Ayer cené con una entrañable amiga y, de pronto, las pequeñas soledades se arremolinaron a mi alrededor. Compartía con ella la frase de Barthes que inspira el nombre de esta libreta digital. Y me pregunté si valdría la pena recuperarla. Al fin y al cabo está ahora el túnel paralelo para compartir mi falta de cordura. Y sin embargo aquí estoy.
Cené con A.N. a raíz de un imprevisto encuentro con mi pasado. Por circunstancias difíciles de relatar, me topé hace unos días con un cajón lleno de cartas. Sí, cartas. Y también un fajo de impresiones de correos electrónicos fechados entre 1996 y 1999, de aquellos días en que el correo electrónico era una auténtica novedad en la vida de muchos, yo mismo incluido. En el cajón encontré hasta un telegrama, pa' acabar pronto.
Todos los textos que leí fueron muy poderosos. Pero una carta escrita por A.N. me movió a escribirle un correo de madrugada. Ella respondió temprano al día siguiente y en la noche estábamos cenando. Hacía un año y medio que no nos veíamos. Habíamos hablado, sí, y escrito algún correo o alguna cosa por el muro del Facebook.
Ayer, fue conversar con ella como hace 14 años que la conocí. Pude abrir mi corazón como hace mucho no lo hacía. Pude explorar un poco en mi interior pensando en voz alta.
Hoy, como sucedía después de esas charlas hace 14 años, estoy apenas procesando mucho de lo que dije. Quizá por eso apenas hoy estoy llorando. Mientras hablaba con A.N., pensaba en la urgencia de recuperar el relato que hace casi un año quise iniciar aquí. Con esa razón había nacido esta libreta: como un intento por contar mi historia, reconstruir mi pasado para conocerme, para saber quién es ese que a diario me mira desde el espejo con extrañeza.
Veremos si al fin soy capaz de hacer algo al respecto.
Nuevo intento
Publicado por
J. P. Hajime
domingo, 11 de abril de 2010
Etiquetas: Apuntes para una historia , Recuperando la memoria
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