En algún lado lo dije, aunque ahora mismo no recuerde dónde ni cuándo. Pero el hecho es que te extraño mirándome con ese deseo que sabía encenderme. (Solo evocar esa mirada, me eriza la piel, y más.) Extraño esa forma de reaccionar que tenía mi boca cuando te acercabas. Extraño esa forma de perder el control. Al final, es puro amor propio. Porque, si te das cuenta, no te extraño a ti por lo que eres sino por el que yo era estando cerca de ti. Y de pronto me asomo a algún rincón de esos que compartimos, esperando una señal de que también tú extrañas algo. Una señal de que te duele, que te duelo. Pero no. Y entonces me invento que ese silencio, esa desaparición, es justamente resultado de mi ausencia que te hace ocultarte de mí. Y quizá sea mejor así. Porque más me vale concentrarme en otras cosas, dar vuelta a esta página, sin dejar de agradecerte ese paso fugaz por mi vida.
Amor propio
Publicado por
J. P. Hajime
miércoles, 9 de febrero de 2011
Etiquetas: Ideas al viento , Ideas contenidas
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